Algo sobre mí
Así fui presentada por una persona que me conoce y que me quiere:
“Prefiero los perros. Este es un asunto in-cuestionable y fácil para mí que -ya me conocen- en otros asuntos me cuesta pronunciarme”.
“Wyslawa Synsborska escribió un poema que se llama “prefiero”, en el que enumera poetizando y en cierta asociación libre, sus preferencias… ”.
Quería escribir algo para Cecilia, algo de lo que ella significa para mi… Preferí escribir más que parafraseando –porque no es una paráfrasis- inspirada, se podría decir, por Wyslawa, una lista de preferencias como si las enumerara Cecilia: Un “Prefiero” de Cecilia
“Prefiero los perros.
Este es un asunto in-cuestionable y fácil para mí que -ya me conocen-
en otros asuntos
me cuesta pronunciarme.
Prefiero los perros desclasados y sucios
a los perros de raza y pedigree
Prefiero el calor al frío la mantita de pelo sintético
los libros a hacer deporte
mi padre a cualquier otro padre.
Prefiero los perros abandonados porque ellos en cuanto me ven me reconocen.
Prefiero las nebulizaciones a la cortisona
Prefiero por las dudas a dios antes que al diablo
aunque prefiero no decirles a los dos que no existen
¿para qué discutirles?…
Creo en Freud sobre todas las cosas.
Y prefiero el Freud anterior a la pulsión de muerte
por aquello –ya saben- que prefiero la paz a la guerra, la transacción a la pelea, el mate antes que el vino
Dar más que recibir.
De mis hijas
– las dos son para mí exactamente e igualmente preferidas-
Prefiero los libros para niños que no es lo mismo que preferir los libros A los niños
prefiero los autos usados
los zapatos sin tacos altos
el color negro
los amigos fieles
los rulos largos
la comida para celíacos, aunque yo no sea…
prefiero hacer muchos regalos a que me compren regalos…
Prefiero las librerías a las confiterías y las peluquerías
Prefiero el rímel a la sombra
Y la sombra de la sombrilla a la del árbol
(de donde pueden caer bichos)
Prefiero la palabra esencial a la palabra fobia
Y prefiero palabras que no terminen en ente
-como diferente, eternamente y otras que prefiero no decir-
Sobre todos los bichos prefiero al perro.
Ya lo dije
Prefiero a Michèle Petit como maestra
A Greder como escritor
Al Psicoanálisis antes que cualquier otra forma de terapia
Prefiero el dolor de barriga al dolor de muelas
Y cualquier dolor antes que la tristeza
Prefiero que mis preferidos me encuentren antes de salir a buscarlos
Prefiero tenerlos a todos en mi azotea
y no tener mi azotea en soledad”.
Título: “Prefiero”
Autora: Gladys Franco, escritora y Psicoanalista. Poema escrito como regalo.
Formación y recorridos
Soy Ma. Cecilia Rodríguez, mi vida cotidiana transcurre entre varios amores: el Psicoanálisis y los libros infantiles y juveniles. Pero no cualquier Psicoanálisis, sino uno que me permita respirar y aliviar el sufrimiento de tantas personas sin limitar mi creatividad. Con los libros me pasa lo mismo, me tienen que sorprender y enamorar, además de respetar y desafiar a las niñas y niños.
Imagino que en mis venas corre el amor por lo antiguo y por lo que se renueva. Me crié viendo a mi padre deslumbrarse con algún mueble que descubría fugazmente en lugares inesperados. Pero me aburría mucho tener que parar en cualquier lugar en el que él se sorprendiera con algún mueble de madera roto o deslucido, que transformaría luego en un “tesoro” restaurado, una “reliquia” según sus palabras.
Sin embargo, más tarde, descubrí que un viejo libro, querido y añorado -especialmente por evocarme el recuerdo delicioso de haberlo leído hace mucho junto a mis hijas cuando eran chicas- podía lograr detenerme en cualquier lugar del mundo.
Fui una niña que se deslumbró tempranamente por el mundo de las letras. Aprendí a leer mucho antes de ingresar a la escuela primaria y desde ese momento, tanto leer como escribir, pasaron a formar parte importante de mi vida. Una maestra cariñosa, que me invitaba a leer y escribir forma parte de los recuerdos más preciados. Codiciaba una enciclopedia que tenía mi vecino. Me fascinaba esa colección de libros que para mí tenía todo lo que yo quería saber, tema por tema.
Me rodearon historias bailadas en el living con discos de vinilo de Ma. Elena Walsh, de Canciones para no dormir la siesta, de Viglietti y los únicos tres libros infantiles que recuerdo haber tenido: “La ratita presumida”, “La dientuda” y “El mono relojero”. ¡Ay, como añoro aquella edición antigua de tapa azul y tamaño grande que sigo buscando por las ferias!
Empecé rápidamente a leer libros “de grandes”, a estudiar y a crecer, pero no del todo.
Hace muchos años, cuando mis hijas eran chicas, tuve el placer de descubrir la literatura infantil “contemporánea”. Y, hace un tiempo, decidí empezar a estudiar en profundidad la literatura infantil y juvenil como disciplina.
Dado que el conocimiento es infinito, estoy todo el tiempo hurgando, buscando, buceando en los bosques de la literatura infantil y en los aportes que tantas personas, escritores, ilustradores, teóricos, mediadores transmiten día a día acerca de la literatura y las experiencias con la lectura.
Me gusta pensar con otros, escuchar y leer pensadores de distintas disciplinas afines y transmitir lo que sé, a quien quiera escucharlo e intercambiar. Pienso que desde los griegos casi todo está dicho y, aun así, necesitamos siempre generar palabras, tramas, pensamientos, formulaciones, reformulaciones. Pienso que la literatura es una posibilidad inagotable de habitar el mundo.
Supongo que el revivir historias escuchando, contando historias y recrearlas fue formando un lazo entre el Psicoanálisis y la literatura en mi vida.